lunes, 12 de noviembre de 2018

Sabiduría tolteca




"Hace tres mil años había un ser humano, igual que tú y que yo, que vivía cerca de una ciudad rodeada de montañas

Un día mientras dormía en una cueva, soñó que veía su propio cuerpo durmiendo
Salió de la cueva una noche de luna llena y...

Algo sucedió en su interior que transformó su vida para siempre, se miró las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía:

"Estoy hecho de luz, estoy hecho de estrellas"...

Miró al cielo y se dio cuenta de que no son las estrellas las que crean la luz, sino que es la luz la que crea alas estrellas

Descubrió que todo lo que existe es una manifestación del ser viviente al que llamamos Dios
Todas las cosas son Dios

Que la percepción humana es sólo luz que percibe luz

Supo que todos somos iguales, imágenes de luz, somos Dios

Que cada uno es un espejo para los demás, un espejo en el que podía verse a sí mismo
"Cada uno es un espejo"...

Pero que entre ellos había un muro de niebla o humo constituido por la interpretación de las imágenes de luz:
El Sueño de los seres humanos...

Así que decidió llamarse a sí mismo Espejo Humeante para recordar siempre que la materia es un espejo y que el humo que hay en medio es lo que nos impide saber qué somos...

Y dijo:
"Soy Espejo Humeante porque me veo en todos vosotros, pero no nos reconocemos mutuamente por el humo que hay entre nosotros

Ese humo es el Sueño, y el espejo eres tú, el soñador."

Extracto del libro
Los Cuatro Acuerdos Un libro de sabiduría tolteca de
Don. Miguel Ruíz

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